El objetivo fundamental durante el proceso de diseño de estas viviendas siempre fue el de crear espacios individualizados, cuatro viviendas unifamiliares, una junta a la otra, diferenciándonos, en la medida que fuera posible, de todo aquello que pudiera asemejarse a viviendas en hilera.
Lo encorsetada normativa dificultaba las posibilidades creativas en todos los sentidos y, para satisfacer esa ansiada sensación de privacidad y aislamiento, el reto pasó por retorcer la normativa hasta dar con una solución que se ajustara a esta sin renunciar a la idea inicial.
Para ello, y dado que el solar no permitía la disposición de otra manera por imposición de los accesos a la misma, se parte de unas viviendas con forma de prisa que son deliberadas y cuidadosamente alterados, manipulados y movidos de tal forma que se generan espacios privados a ambos lados del solar.
A esta forma aparentemente desordenadamente escalonada se le implementan unos accesos entre las viviendas que independizan aún más las entradas a las viviendas, dotando a estas entradas de un ritual más atractivo, acogedor e íntimo.
La forma, picuda y angulosa, permite generar unos espacios interiores de dobles alturas que son aprovechados para la absorción de luz y para generar unas visuales interesantes entre planta baja y superior.
La masividad de las piezas, estéticamente contundentes, se manifiesta a través de la utilización del hormigón armado, material maleable que nos permite generar las formas y efectos deseados.