De la base de las ruinas de un viejo edificio se realizó la mínima intervención posible con materiales tradicionales y lo más puros posible. Se utilizó la madera, se recuperó la piedra y, el acero, se trató lo mínimo como para lograr que el paso del tiempo se apreciara en él.
La iluminación, la expresión de un enjambre de ideas, una nebulosa que planea sobre las cabezas, sin orden aparente pero en perfecta armonía, sincronizándose según las horas y el lugar donde se desarrolla el trabajo, según el proyecto y las necesidades de éste.
El lugar debía ser acogedor, inspirador, austero y no condicionador. Una oficina, un estudio, un taller para crear.